LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Sunday, October 25, 2009

LAS IMÁGENES DE LAS PALABRAS. LIBRO-CUADERNO DE POESÍA Y DIBUJO. O DE DIBUJO Y POESÍA.


Como prosaico lector hay para mí un disfrute especial en despreciar figuritas, fotitos y dibujitos en un libro de poesía. La poesía no los necesita. En este caso sin embargo me ha parecido bien. Intuyendo que son en su mayor parte gente que empieza o gente que reconoce que está en pleno proceso de crecimiento (eso espero), gente que está consciente de por dónde anda y en cuáles son sus limitaciones (eso espero) y que desean superarlas, acepto estos dibujos que con mayor o menor gracia acompañan y a veces le disputan el protagonismo a los poemas. Me aluciné en una galería, con los poemas escritos sobre una pared al lado de un dibujo; y el juego resultante era que sentía que podía hacer mi propio dibujo de cada poema y mi propio poema de cada dibujo... Agradezco a Anahí Vásquez de Velasco por la interesante experiencia interactiva y creo que tal vez algunos lectores podrán experimentar algo así, o tal vez, algo muy diferente... La edición corre a cargo de Iván Fernández-Dávila, hay poemas de Rodolfo Ybarra y Héctor Ñaupari, entre otros, y dibujos de Fito Espinoza y Joseph de Utia, entre otros. Una buena manera de conseguir el libro es escribir a avvzgestioncultural@yahoo.es. Les copio un poema, por su, digamos, en líneas generales correcta, 'descripción fenomenológica':
GRAVA SOBRE POLVO
Espero. No importa el día ni las horas. Estoy viajando como quien se inmersa, como quien desde el filo de su abismo contempla su descomposición. Estoy vivo, estoy muriendo. Tengo la piel llena de arrugas, tengo el silencio como único refugio. El amor se ha estancado en mí, como la grava sobre el polvo. Estoy vivo, estoy ardiendo como un pedazo de mal, como un pedazo de metal que se yergue sobre al tierra. Espero, contemplo mis manos que crepitan y se consumen lentamente. No tengo salidas. No tengo más que este cuerpo corrupto que se niega constantemente, que se rehusa a verdecer. Estoy herido, y no entiendo la luz que a veces creo vislumbrar cuando me siento menos, cuando creo tocar el fondo de mí mismo. El miedo se asienta bajo el vientre, sobre él. Ahora lo niego. Ruedo o me arrastro por las paredes que no creo, que no veo, ruedo por la tierra y me retuerzo en él. Este camino y mis pies son lo mismo. No importa el tiempo ni el espacio, sólo el cuerpo, la carroña que se mueve cada día.
Walter Tineo Moreno

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