LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Wednesday, August 27, 2008

MASAS, ESTADOS Y DEPORTE


El que el fin de la guerra no era más que cuestión del plazo más breve les resultaba evidente a todos, aunque todavía fueran los menos los que lo reconocían. En esa época me vi enfrentado en la ciudad con cientos de los llamados inválidos de guerra, mutilados en los campos de batalla, y tuve conciencia de toda la estupidez y abyección de la guerra y de la miseria de sus víctimas. En todo aquel caos que la ciudad era entonces, seguía teniendo, sin embargo, mis clases de violín, y los jueves por la tarde, en el campo de deportes, teníamos que someternos, uniformados, a las vejaciones de Grünkranz en la pista de cenizas o en la hierba. Solo una cosa en mí, y eso, naturalmente, en el plazo más breve, le había hecho impresión: el que yo, en las competiciones deportivas que se celebraban todos los años, fuera imbatible en las carreras de cincuenta y de cien y de quinientos y de mil metros y, por ello, dos veces, sobre un podio construido y levantado expresamente para esa ceremonia de entrega de recompensas a los vencedores, en el campo de deportes de Gnigl, fuera distinguido con tantas insignias de victoria como competiciones había ganado, y ganase siempre en todas las disciplinas de competiciones a pie. Pero mis victorias en las carreras eran para Grünkranz más bien un tormento. Mis victorias en las carreras tenía yo que agradecérselas, sencillamente, a mis largas piernas y a mi miedo de perder, siempre ilimitado durante la carrera. Nunca me causó placer practicar ninguna clase de deporte, la verdad es que siempre he odiado el deporte y sigo odiando el deporte todavía hoy. Siempre se ha atribuido al deporte, en todas las épocas y, sobre todo, por todos los gobiernos, por sus buenas razones, la mayor importancia, el deporte divierte y ofusca y atonta a las masas, y sobre todo las dictaduras saben por qué están siempre y en cualquier caso a favor del deporte. Quien está a favor del deporte tiene a las masas de su lado, quien está a favor de la cultura, las tiene en contra, decía mi abuelo, y por eso todos los gobiernos están siempre a favor del deporte y en contra de la cultura. Como toda dictadura, también la nacionalsocialista se hizo poderosa y casi dominó al mundo por el deporte de masas. En todos los Estados las masas han sido conducidas con andadores, en todas las épocas, por medio del deporte, no puede haber un Estado tan pequeño ni tan insignificante que no lo sacrifique todo por el deporte. Pero qué grotesco era, sin embargo, ir al campo de deportes de Gnigl para competir allí por insignias de vencedor, pasando por delante de centenares de heridos graves de guerra, en su mayoría casi totalmente mutilados, que eran descargados literalmente en la estación central como una mercancía engorrosa y defectuosamente embalada.

Thomas Bernhard, El Origen





Olympia (1938), de Leni Riefensthal



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