LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Thursday, August 14, 2008

FLANDRES (2006), DE BRUNO DUMONT

¿Cuál es la diferencia entre una película de guerra y una película de amor? ¿Y si fueran, sorprendentemente, en algún punto escondido y olvidado, la misma cosa? En Flandres, Dumont plantea esta pregunta, al unir sutilmente ambos temas, haciéndome sentir, con extraña intensidad, que son, que no pueden ser sino uno solo.

Pero ‘ellos’, los personajes, nos podría susurrar una voz interior, no son como nosotros. ¿Despreciaremos con facilidad a estos seres elementales, ignorantes, campesinos, casi emanaciones de la tierra, demasiado instintivos, como si fueran esencialmente distintos, ajenos? Algo falla (en el mejor de los casos) en nuestro supuesto y no muy feliz refinamiento. ¿Ellos no serán tal vez como nosotros, solo que despojados de capas engañosas, a las que nos aferramos vanamente, filtros que no son otra cosa que trampas, envenenados aprendizajes culturales?

Dumont busca la esencia humana, la espiritualidad, la iluminación, en el centro de la animalidad, en apariencia más simple, ahí donde el hombre se manifiesta sin cálculos ni programas razonables, a menudo cobardes. Las potencias ‘espirituales’ solo pueden nacer, crecer, revelarse, a partir del estremecimiento más carnal, en lo que la experiencia de fusión puede tener de no-verbalizable y de maravilla oscura. Dumont lo sabe bien, y lo muestra con insistencia ejemplar en cada una de sus películas.

Un triángulo amoroso se yergue como una guerra no declarada. Los dos lados masculinos, más tarde, irán a una guerra muy precisa a la vez que innominada, y uno de ellos, encontrará la traición como un regalo. La guerra es deseo desbocado, egoísmo brutal; y la guerra es el amor y el cuerpo de una mujer, en guerra consigo misma.

Defender a Dumont, de cierta incomprensión en razón de su sequedad y su crudeza, defender a Dumont, que insiste tercamente en sumergirnos en sus fábulas oscuras sobre seres humanos que se debaten entre la torturada torpeza de sus instintos y una luz frágil de redención, es como mínimo, un deber. Dumont busca el renacimiento de sus personajes, sometiéndolos a la exploración inmisericorde de sus límites, en medio del tedio y del lodo de la existencia, y, en esta ocasión, del lodo ensangrentado de la guerra.

Mario Castro Cobos

La Cinefilia no es Patriota
Otro texto sobre Flandres:

1 Comments:

  • At 11:57 PM, Anonymous Anonymous said…

    Hubiera sido genial q tú hagas la sinopsis de la pelicula, pues me lleve un chasco, muy cruda para mi gusto.

     

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