LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Tuesday, July 15, 2008

DIARIO DE UN CORTOMETRAJISTA (II)




Día 5: Infantilismo

Describiendo a la sociedad norteamericana de los últimos años en su famoso artículo del Harper´s, Jonathan Franzen señaló lo siguiente: cada vez con mayor tenacidad, nuestra conducta se va acomodando dentro de los límites de aquello que él denomina infantilismo. Mientras el mundo va avanzando (¿hacia dónde?) nos venimos acostumbrando solamente a buscar lo que nos da placer, lo que nos satisfaga, lo que nos entretenga.
Nuestra generación ha nacido para recibir y para gozar; y si algo ya no nos gratifica –una conversación, por ejemplo- bastará apretar un botón y ya, se deja de conversar. Esto sucede no solamente en las relaciones interpersonales, sino también en otras áreas.
Hoy en día, “el libro tiene que aportarnos algo, en vez de aportar nosotros algo al libro”. Así describió Franzen la actual expectativa del público por los libros. El lector ya no quiere que el libro active su mente; ahora solamente lo recibe de manera casi pasiva, para absorber así el nivel más bajo del entretenimiento.
¿No sucederá lo mismo con otras artes, como la música, la fotografía, el teatro y, naturalmente, el cine? Cada vez son menos las personas que están dispuestas a esforzarse para aceptar una obra que los deje con preguntas en el aire. Rápidamente se dicta sentencia ante lo extraño: “¡No se entiende! ¡No nos sirve!"
La comodidad nos exige ver algo bueno, agradable, intenso… lo cual no está mal, para nada mal, pero ya no se habla del estímulo en donde el público también aporta algo. Queremos que la imagen final sea potente, pero ya no nos interesa armar el rompecabezas. Con cada vez más ruidosas pataletas, exigimos nuestra sopa licuada.



Este es el infantilismo de mentes como la del dramaturgo peruano Alonso Alegría, según los textos que recién ahora puedo leer con calma. El arte, para este señor, no debe complicar, no debe ahuyentar. Más bien, el arte debe llenar las salas. Hay que gustar. Hay que satisfacer. Hay que crear el-nuevo-tema-del-verano. Si sigues las reglas, Dios y la patria lo premiarán. Y si no...

“Los libros para todo el mundo son siempre malolientes; se les pega el olor de la gente corriente”, escribió Nietzsche. Esta frase puede resultar ofensiva y discriminatoria para algunos. Lo cierto es que se trata de una defensa del derecho natural de cada pensador a escribir lo que se le plazca, para quien le plazca y de la manera que más le resulte coherente.

A eso sumémosle que el arte es, por naturaleza, discriminatorio. Solamente una mente enana puede creer que porque una película lleva cuarenta mil personas al cine en lugar de cinco mil, entonces nuestro cine está creciendo; sobre todo en el Perú, donde menos del 5% son aquellos que se dan el lujo de asistir a estos eventos, y los números de la pobreza no se mueven en décadas. ¡Qué usos se pueden dar a la palabra democracia!

¿Un cineasta debe aspirar a los cien mil espectadores? ¿O debe tratar de capturar el espíritu de su tiempo? ¿O debe desangrarse en sus problemas personales? ¿O ninguna de las anteriores?

Dedicarse al oficio cinematográfico es una fortuna que le llega a pocos. Como las semillas de la parábola, muchos serán los que querrán intentar hacer cine y nunca lo lograrán. Otros nacerán, intentarán seguir, pero serán absorbidos por las dificultades. Por ventura o insistencia, pocos alcanzarán terreno fértil. Pero en todos estará presente la pregunta inicial: ¿Para qué quiero hacer una película? ¿Para quién? Las razones son infinitas -y no creo que ninguna sea más noble que otra- pero un realizador debe tener su razón clara antes de lanzarse al ruedo.

Es por eso que le sigo dando vueltas a este inagotable asunto, aún cuando las horas apremian y noto con temor que, luego de haber ensayado y vislumbrado lo que será la grabación del corto esta semana, debo cambiar varias de las ideas que tenía en mente. Contra mis deseos, muchas cosas han variado: locaciones, personajes, tiempos… y una nueva reescritura se impone, aunque sea apurada. El concepto mismo de la obra necesita un ajuste más. Aún dudo acerca de si el pequeño equipo que hemos armado funcionará bien. Y, para completar el cuadro, todo va a salir mucho más caro de lo que pensaba.

La buena noticia es la recuperación –en todo sentido- del protagonista. Conversando con él, me doy cuenta que hubiera sido imposible grabar este corto antes de estas fechas, así que tomo este nuevo encuentro como una buena señal. El corto exigirá mucho de su esfuerzo y felizmente su disposición es plena… Y aún con esas, todo puede salir mal.

Y si sale mal, servirá como experiencia y habrá que sacar conclusiones antes de enterrarlo en el cajón. Sería deprimente que salga mal… aunque confieso que sería más deprimente que el corto salga bien –a nuestra percepción- pero no guste a nadie más. Pero, claro, sería realmente terrible que el cortometraje salga mal -para nosotros- y aún así le guste a todo el mundo. Como sea, eso se sabrá en unos días.

Al igual que los equipos de fútbol antes de un partido decisivo, mañana en la noche todo el equipo técnico se concentrará en mi casa. Ahí empezará esta suerte de retiro espiritual donde cada uno deberá dejar atrás todo lo conocido, para enfocarse únicamente en la creación de algo decente. A la madrugada siguiente, será momento de salir y ya no habrá marcha atrás. Lo discutido, lo razonado, la lógica cerebral deberá quedar atrás. Luego, todo será estómago, oficio y también suerte. Un rezo se hace necesario…



Y ahora que lo pienso, creo que lo realmente terrible sería que el corto le guste sobre todo a Alonso Alegría.
F.V.R.
La Cinefilia no es Patriota

6 Comments:

  • At 10:37 PM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    La belleza -dice Eliseo Vivas, exponiendo lo que llama "realismo objetivo" o "realismo perspectivista"- es "un carácter sobre algunas cosas y en ellas PRESENTE, pero solo presente para los dotados de la capacidad y formación mediante las cuales puede percibirse".

    Los valores están en potencia en las estructuras literarias: solo se realizan y en rigor se valoran cuando los contemplan lectores que reúnen las condiciones indispensables. Existe, sin duda, una tendencia a rechazar (en nombre de la democracia o de la ciencia) toda pretensión de objetividad o de "valor" que no sea generalmente verificable en el sentido más amplio. Pero es difícil pensar en "valores" que se entregan de un modo tan incondicional.

    René Wellek.
    Teoría literaria.

     
  • At 10:50 AM, Blogger Hard Pop said…

    Excelente post. Me doy cuenta que el libro tanto como las peliculas no terminan, o no deberian de terminarse cuando se acaben las mismas, sino despues de un tiempo para reflexionar y sacar todo el jugo de ellas.

    Recuerdo una frase de Gael garcia bernal: "Mis peliculas favoritas son aquellas que empiezan al terminar la pelicula"

    Mucha suerte en tu cortometraje.

    Saludos desde México.

     
  • At 2:37 PM, Anonymous Anonymous said…

    Tu dices que para alonso alegria es mejor seguir las reglas y que el arte no debe o no tiene que ser diferente a lo establecido. Yo me preguntò : ¿El arte peruano depende de dos o tres pelìculas al año , que son el promedio que se hace aquì? Mira fernando, Le das mucha importancia y te ahogas en tu vaso vaciò. Lo que yo entendi de su texto es que segùn el criterio de Alegrìa èl ha tratado de conciliar la posibilidad que los guiones premiados oscilen entre un proyecto comercial y lo artìstico .¿ cuàl es el crimen? ¿donde està el delito? No lo veo por ningùn lado. No se supone que que el cine tambièn es entretenimiento. ¿Porque tenerle miedo o rechazo a eso?. Si, ya se que van a decir que el conacine no tiene porque premiar a guiones vanales o proyectos de films farànduleros. De repente diràn : Los guiones deben ser de temas serios, que motiven a la reflexiòn, bla,bla,bla, " de repente tù y los que tanto rajaron de la premiaciòn no son personas alegres, quiza son aburridos, y aspirantes a intelectuales con sus temas serios. ¿Porque tenerle miedo o desconfianza a guiones distintos a lo habitual?. Ahora no voy a negar que por otro lado Alegrìa y Fernando Vivas han hecho su mea culpa pùblica porque no se han sentido del todo satisfechos con los resultados, torpemente ha sido una forma de excusarse por si los proyectos ya cuando se terminen y exhiban sean fallidos o malos, porque el guiòn no hace la pelìcula, es decir ha sido una forma de lavarse las manos , no han tenido el valor de asumir su decisiòn. Bueno suerte con tu corto, que ojalà lo exhibas .

     
  • At 5:51 PM, Anonymous Anonymous said…

    Te invito a visitar: Cinéfilosblog.com y Comparte Cine!
    --
    Comunidad de apasionados al cine. Conocedores y aficionados tendrán la libertad no solo de opinar en comentarios sino también con sus propios artículos y así compartir y debatir sobre El Séptimo Arte.

     
  • At 9:36 AM, Anonymous Anonymous said…

    "Lo que yo entendi de su texto es que segùn el criterio de Alegrìa èl ha tratado de conciliar la posibilidad que los guiones premiados oscilen entre un proyecto comercial y lo artìstico". El comentarista no entendió muy bien parece; Alegría no premió nada que pueda ser considerado arriesgado -y en su mismo artículo lo deja en claro-, porque este señor, un notable de la cultura, siempre ha mofado de lo que está fuera de lo común. El dramaturgo lo dice explícitamente en su nota: él cree que el cine debe llevar espectadores a las salas, y nada más. Cuando Alegría habla de proyectos seudopoéticos, en una reacción ortodoxa, insulta de alguna forma lo que el cine ha venido explorando desde los tiempos de Antonioni. Y demuestra, además, una ignorancia de lo que ocurre actualmente en el panorama cinematográfico: algunas interesante relecturas que cineastas más recientes hacen de directores como el italiano, como Ozu, o como el Fassbinder de Katzelmacher, por citar algunos nombres.
    Curiosamente, lo que ha premiado Conacine son temas considerados serios.
    Además, qué tiene que ver la alegría y la felicidad en todo esto, o la intelectualidad. ¿Acaso el comentarista no ha visto las comedias agridulces de Martín Rejtman o Ana Katz, por no mencionar el humor grotesco del canadiense Guy Maddin? ¿Qué prejuicio horrendo es ese que piensa a los intelectuales como personas serias o amargadas eternamente, no se sabe acaso quién es Carlos Monsiváis?


    Alonso

     
  • At 9:20 PM, Anonymous Anonymous said…

    dijiste un rezo? tù? un rezo? jajajaja

     

Post a Comment

<< Home