LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Thursday, May 24, 2007

CRÓNICA DEL MES - ABRIL



LUZ SILENCIOSA
Tú no te das cuenta de los cambios, pero ahí están, cualquiera los puede ver. Cualquiera. Si tú no puedes, entonces necesitas tomar distancia. Aléjate, como los demás. Y luego vuelve, claro. Si te alejas es para regresar, qué crees. Regresa aunque sea para despedirte. Entonces vas a notar que sí hay rasgos deteriorados, acciones ya desaparecidas para siempre. Verás que ya no converso tanto. Tampoco puedo bailar –ni siquiera caminar bien-, mis rodillas me matan. Como ya viste en el almuerzo, me tienen que echar gotas cada cuatro horas al ojo izquierdo. Claro que me arde, pero es eso o, en fin. Y te duele todo, pero sobre todo los huesos. La rodilla, el pie, la mano y todas esas articulaciones. Ahora tu tía quiere que la Mary me ayude en el baño porque tiene miedo que me resbale o que no pueda hacer mis cosas solo. Le tuve que gritar y ves que hace tiempo que ni alzo la voz. Hay muchos cambios pero tú no lo ves porque siempre estás por aquí, en cambio el resto sí los ve porque nunca están. Tienen que trabajar. Y eso está muy bien, que trabajen. Que trabajen y que vengan solo en Navidad. Y, cuando vienen, algunos hablan a mi espalda de internarme en algún lado. Todo eso está muy bien, de veras. No me molesta para nada. En serio. Pero no que me acompañen al baño. Tu abuela sí necesita ayuda para eso, pero yo, ni hablar. No, señor. Primero muerto.
Cada vez la señora se acuerda menos. Se acuerda menos y se molesta más. A mí me gritó ese día que usted no vino para almorzar, el miércoles, que hicimos justo ají de gallina y usted no vino, se molestó la señora. Me gritó por todo. No se dejaba poner el mandil, decía que la sopa estaba hirviendo y cuando vino uno de sus tíos a visitarla, poco más y me pega por invitar almuerzos a mis pretendientes. Así dijo, joven, imagínese. Ya no reconoce a nadie. Ahorita está arriba con su tía porque tiene que repasar sus preguntas. Es que viene la del Seguro para lo de su examen. Si no pasa, le cambian de pastilla y ahí sí que la enfermedad se la lleva de encuentro, joven, porque el Gingko Biloba no es suficiente. No, para nada. Si le cambian el medicamento todo empeora. Lo sé. En mi familia también ha pasado. Lo que tiene que hacer es concentrarse nada más. Son trece de veinte preguntas. Si responde trece correctamente, no le cambian el medicamento. Pero uy, no, olvídelo. Vale la pena soñar, joven. La otra vez hizo trece raspando y porque el doctor de la otra vez era buena gente y la ayudó y todo. Pero las veces que ha venido esta señorita siempre la ha pasado mal doña Luz. ¡Esta señorita es más hielo! No ayuda nada y ya la vio usted a su abuelita. No creo que pase el examen. Habrá que invitarle tallarines a la señorita, a ver si por ahí, ¿no?



- Papá, ¿quién es este?
- Es tu nieto.
- ¿Mi nieto? ¿Tengo nietos ya?
- Tienes como cuarenta nietos ya.
- Ah, caramba. Acérquese joven, ¿cuál es su nombre?
- Fernando.
- Fernando, ¿hijo de quién?
- ¿Cómo de quién? ¿No te acuerdas?
- ¿Si recordara tú crees que te preguntaría? Zonzo eres.
- Recontra zonzo.
- Ah, lo admites, encima.
- Es de familia.
- Ah, qué bandido. Mira qué bandido tu nieto, papá. Guapo y bandido. Ha salido a ti.
- Es buenmozo. Todos tus nietos son buenmozos.
- Este es buenmozo pero zonzo ¿Ya comiste?
- Todavía no me sirven
- Oye, muchacha, tráele la comida aquí al jardín. Jálate una silla, chico.
- Déjalo que coma en la mesa.
- No, papá. Que coma con nosotros. Ven, oye, abrázame.
- Que nos cuente cómo va la película.
- Bien, ya pronto.
- Oye, chico, abrázame. ¿Hijo de quién eres tú?
- Es tu nieto Fernando, hijo de Nora y Juan.
- ¿Quiere ver mi DNI, señora?
- A ver, señor.
- Mire usted, señora.
- Mmm… Fer-nan-do…mmm Mira, papá, tiene tu apellido.
- A ver, dame.
- Aquí está, frente tuyo.
- …
- ¡Oye, viejo! ¿Estás ciego? Aquí está la libreta electoral, en tu nariz. ¡Coge!



No puedo con los dos. Cada uno está peor que el otro. Ella está toda pellejuda, no quiere comer y tengo que gritarle pues, para que coma. Si no le gritas,no come. Es así. Tú vieras cuando se va con tus otras tías los domingos, a ver si la hacen comer. Le compran su pescadito, su pollito, pero no come nada. ¡Nada! Lo sé porque la muchacha me lo dice. Pero acá tiene que comer y tengo que gritarle. Eso tuve que hacer ahora pero tu abuelito me alzó la voz me dice que cómo le voy a gritar a tu abuelita y nos pusimos a discutir. No, justo antes que llegaras. Imagínate, ¿cómo me va a gritar, si es por su bien? Como si a mí me gustara cuidarlos. Si yo no los cuido, ¿quién entonces? Tengo que levantarme temprano, ver que se bañen, que tomen su desayuno, llevarlos a sus citas, comprarles sus periódicos. Tengo que hacerlos almorzar, cenar. Tú has visto todo lo que hacemos, la mañana se nos va rapidísimo. ¿Tú crees que no cansa, que no quisiera irme, que no hubiera querido marcharme hace tiempo de aquí, en lugar de quedarme a cuidar de dos ancianos? ¿Nadie piensa que yo también hubiera querido hacer mi vida en otro país así como tu mamá? Pero no puedo, pues. Estoy fregada. Me tengo que quedar a cuidar de tus abuelos. Pero no porque quiero sentirme mártir, Ferni, no me malentiendas. Es porque son mis padres. Por eso y porque, yo sé, estoy segura, estoy recontrasegura que nadie los va a cuidar. Ya todos se acostumbraron a que alguien más los cuide. Hay que visitarlos el fin de semana, pero de lunes a viernes que los cuide Rebeca. Ni tú mismo que eres el que más viene. Apenas si conversas algo con ellos y luego te vas rapidito. Sus enfermedades empeoran y tengo que estar aquí todo el día. ¿Te acuerdas de la elección vecinal? Tuve que renunciar a ser la Delegada de Deportes de la unidad. No puedo pues, ¿con qué tiempo? Tengo que llevar a tu abuelito a sus exámenes. La operación no salió bien y ahora hay que pelear con el seguro. Y tu abuelita peor. Ahorita viene la asistente social a tomarle su examen y la canción.



¡¡¡No!!! ¿Eres tú? ¡Nandito! No puedo creerlo. ¡A los años, Nandito! ¿En qué andas? ¿Qué haces aquí? No me digas que la viejita de aquí es tu pariente. ¿Tu abuela? Pero qué increíble verte acá. Sí, mira, justo conversábamos todos de ti hace dos martes. Todos, o sea, todos los del proyecto. Fue cumpleaños de la señora Rosa. ¿Te acuerdas de la señora Rosa? Nos reunimos en su casa y aprovechamos para hacerle la despedida a Tula que se va a hacer una maestría a los yunaites. ¿Te acuerdas de Tula? Es la que enseñaba grafitti a los niños de la calle. Está toda regia, la maldita. Deberías… Sí, mira, anótame acá tu correo electrónico. Hemos hecho un group en Internet y todos nos escribimos ahí, así que, nada, te voy a inscribir, Nandito. ¿La señora Luz? Sí, mira, cada mes se le hace una entrevista, para saber cómo va y todo eso. La verdad no le ha ido bien en la entrevista, no te voy a mentir. La verdad le ha ido mal y eso significa que le tenemos que cambiar de medicamentos, pero eso no es gran cambio, de veras. Tu tía es una exagerada. Son casi las mismas pastillas de ahora. El asunto no son las pastillas sino el reforzarle la memoria. Si vienes seguido tienes que preguntarle nombres, datos, cositas para que su mente se mantenga despierta. Ahora tuvo problemas desde la tercera pregunta. ¿Cómo te llamas? Tal. ¿Dónde vives? En tal lugar. ¿Cómo se llama tu esposo? Este… ¿No sabe cómo se llama su esposo? Papá. ¿El nombre y el apellido de su esposo? Este… Uy, no. Cuando le preguntaba su teléfono me daba el número de seis cifras y no tiene bendita idea de quién es el presidente ni nada. Sí, mira, no hay manera. El seguro no tiene nada que ver con esto, en serio. Tengo que llegar y redactar mi informe, ¿por? ¿Si tengo hambre? ¡Claro que tengo hambre! Pensé que habías almorzado ya. Ay, no, yo encantada. Lo que quieras. Una ensalada está bien. ¿Después? Termino como a las seis, ¿por? ¿Un obsequio? ¿Para mí?



- Aló, Mary.
- ¿Sí?
- Soy yo, Fernando.
- Joven, hola. Su tía lo ha estado llamando.
- ¿No hay nadie?
- Su abuelita nomás, está con su tía Sonia.
- ¿Sabe algo?
- No, nada joven. Está jugando cartas. Se la paso.
- Mejor no, ¿tienes el celular de mi tía?
- Ay, joven. A ver si me lo recuerdo. Es nueve seis… No, es nueve dos seis…

- Aló, tía
- Ferni...
- ¿Qué pasó con mi abuelito?
- ¿Recuerdas que en el almuerzo se sentía mal? Le vino un dolor al estómago y se vino con la muchacha al hospital y lo han internado de emergencia.
- Ya, ¿pero qué pasa?
- Está muy mal, lo van a operar. ¿Te llamó tu mamá?
- Sí, dice que va a comprar un pasaje.
- Sí, a mí también me dijo. ¿Tú vas a venir?
- Estoy ahogado de trabajo hasta las diez. ¿Puedo ir a esa hora?
- Sí, van a venir tus tíos también. Búscame en el Pabellón B, segundo pasillo.
- ¿En qué habitación?
- No, Ferni. Estamos en el pasillo, todavía no nos dan una habitación.

- Aló, tía.
- ¿Quién habla?
- Fernando.
- Fernandito, soy yo, Selena.
- Hola, tía, ¿cómo estás?
- Aquí, esperando a ver qué nos dice el doctor. Tu abuelito está grave.
- Sí me contaron temprano.
- Uy y tu abuelita no sabe nada, la hemos dejado jugando cartas y hasta hace un rato que la han llamado, sigue jugando como si nada.
- Mejor. Oye, la llamaba a mi tía Rebeca para decirle que voy mañana temprano mejor, tengo mucho trabajo por hacer todavía.
- Ya, hijito. No te preocupes. Mañana la visita es a partir de las diez. ¿A esa hora tu mamá ya está acá?
- No, recién ha conseguido pasaje para mañana a las siete de la mañana.
- Entonces vamos a estar toda la familia junta otra vez. Qué bueno.

- Fernando, hola, habla tu tío Roberto.
- Hola, tío, buen día.
- Mira, Fernando, disculpa que te llame tan temprano… ¿Estabas durmiendo?
- No, no, igual ya tenía que despertarme. Dime.
- Te llamo porque hoy en la madrugada ha pasado lo que todos temíamos. Ha pasado hoy en la madrugada, como a las cuatro. ¿Me entiendes?

- ¿Hijo?
- Sí, ma, hola.
- ¿Ya te enteraste?
- Sí. ¿Cómo estás?
- …
- …
- Fernando, ¿has podido verlo?
- Todavía. Ayer no pude escaparme del trabajo y…
- …
- Ya no llores.
- Me hubiera podido esperar un día el viejo…
- Sí…
- …al menos para decirle chau.
- Sí.

- Fernando, tu mamá quiere hacerte un pedido.
- A ver.
- Ven, siéntate a su lado.
- Hijo. ¿Cómo estás? Ven, abrázame. Quiero que le hagas un favor a tu madre. Acércate donde tu abuelo y dedícale algunas palabras.
- No, no sé qué decir.
- Di unas palabras, antes que lo tapen.
- No, en serio. No sé qué puedo decir.
- Tú has estado con él cerca. Unas palabras en representación de los nietos.
- Prefiero no hacerlo, de veras.
·
La señora ya no habla nadita. Además, nadie le ha dicho pero ella se da cuenta, ni tonta que estuviera. A veces pregunta, claro. Dice “¿dónde está papá?” Al inicio le decíamos que había salido a hacerse sus exámenes, pero ya luego le dijimos que se había ido de viaje a los Estados Unidos con su mamá, justo, para una operación. Y pues, ya ni pregunta. No reniega tanto, tampoco. Está toda dócil. Le dices “póngase esto, vaya y lávese, no salga” y lo hace, tranquilita. Todo el día, recontra tranquila. Además que ni le cambiaron las pastillas. Por lo que me dijo su tía, el examen lo dio pésimo, pero ya ve usted. De hecho que la chica del Seguro se apiadó. O será que los milagros existen. Más bien, no sé cómo su abuelita se ha acordado y me dijo temprano que si hoy venía usted, le preparara ají de gallina, así que justo hemos hecho ají de gallina. Alcanza para dos platos, por si acaso.



¡Muchacho! Caramba, qué buenmozo. ¿Mi nieto, no? ¿Ya almorzaste? Pasa para que almuerces, pues. Oye, chica. ¡Oye! Sírvele su comida a mi nieto. Ven, siéntate a mi lado. ¿Qué dice el colegio? Ah, caramba, ¿ya terminaste el colegio? ¿En qué estás? ¿En la universidad? Vaya, qué despistada. ¿La universidad tampoco? Ya eres todo un señor entonces. Mira esto. Me lo ha regalado… Oye, chica, ¿quién me ha regalado esto? Tu tío Roberto, dice. ¿Qué dice acá? E-lec-tro-nic-zo-om. Tecnología de punta, dice. Ah, caray. Debe hincar entonces, si es de punta. No sé para qué me regalan estas cosas, ni sé cómo prenderlas. Tu abuelo debe saber, ¿no, papá? ¿Sabes manejar este aparato?
- Mi abuelo está de viaje. En ese asiento no hay nadie.
- Papá, dice tu nieto que en tu asiento no hay nadie. Oye, petiso, ¿eres ciego? ¿No lo ves a tu abuelo, aquí, frente a tus narices? No sé cuál de los dos tiene peor la vista.
- Bueh, si dices que está ahí, pues está ahí.
- No. No hables así, tan fácilmente. Si está ahí, pues está ahí. Oye, date cuenta. Él te ha tomado el pelo. Los ha engañado a todos. Les ha dicho que se ha ido de viaje, pero está acá. Estás aquí ¿no, papá? Ves. Todo el día está acá, en la cocina. No, no sube al cuarto. No porque no pueda subir las escaleras, sino que me ha dicho que no va a subir hasta que no saque todos los televisores de la casa. Y eso no es fácil. A ver, tú sácalos todos. Intenté mover el mío y casi se me viene encima y me rompe la pierna. Así que le dije que no se podía pero que no importaba, yo iba a bajar a cada rato para verle en las mañanas y en las tardes.
Fernando Vílchez R.

Labels:

7 Comments:

  • At 3:17 PM, Anonymous Anonymous said…

    GRAN TEXTO. PARTIR DE LA REALIDAD PARA CREAR ALGO..... MUY BIEN.

     
  • At 4:01 PM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    No es creación. Como toda crónica, es casi un texto periodístico. Saludos.

    F.

     
  • At 4:04 PM, Anonymous Anonymous said…

    Cuando me iba de la casa a vivir con mi novio, mi papá me dijo que no había cosa más hermosa que envejecer con la persona que amas, ahora que estoy divorciada o separada del único tipo al que amé en mi vida, no hago otra cosa que pensar en que me habría encantado morir joven, antes que el amor acabe.

     
  • At 5:12 PM, Anonymous Anonymous said…

    En mi caso, recuerdo a mis padres siempre llevándose mal, o discutiendo demasiado cuando yo estaba en el colegio. De pronto, en los últimos años, ya viejitos los dos, pues la pasan de maravilla y siempre están acompañándose. Se cogen de la mano y son muy cariñosos todo el tiempo. ¿Es así como funciona? No lo sé, quisiera pensar que tarde o temprano todo se vuelve lógico en el amor.

     
  • At 10:15 PM, Anonymous Anonymous said…

    Gracias por esas palabras, escritas casi de manera confesional. Tener un espacio para hablar de temas personales, temas que, quizás, quién sabe, luego alimentarán futuras historias. O quizás no, pero gracias por escribir.

     
  • At 1:03 PM, Anonymous Anonymous said…

    Me llama la atención que cuando hay textos de cine, los comentarios son pocos. Cuando hay chismes o ataques a los cineastas peruanos, salen todos de sus madrigueras. No sorprenden pues tantas confesiones. Hay mucha frustración en los peruanos.

     
  • At 7:21 PM, Anonymous Anonymous said…

    Qué tiene que ver esta crónica con los rajes a los cineastas peruanos???

     

Post a Comment

<< Home