LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

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Wednesday, November 22, 2006

L'ESQUIVE (2)


L’esquive, de Abdellatif Kechiche

Algo extraño sucede con L’esquive. Al salir de ver la película uno tiene la impresión de que la contundencia y fuerza de sus últimas escenas (la de la violencia policial, principalmente) nos han aclarado el objetivo central de la película, que sería ilustrar la tesis de que la violencia y la agresividad a flor de piel de los jóvenes de los suburbios parisinos tienen su origen en la necesidad de liberar el odio y resentimiento generados como consecuencia del continuo maltrato y discriminación que sufren por parte del resto de la sociedad francesa (en este caso, ejemplificada por la policía).
Así explicada, L’esquive pareciera ser solo o principalmente una película social o política. Pero no lo es. Hay en ella una clara intención de hacernos partícipes del mundo grupal e individual de estos adolescentes, de sus miedos, anhelos, tristezas, deseos y alegrías, de todo un universo de sentimientos que trasciende la sola problemática social. Esta intención logra plasmarse de manera tan realista y fiel (gracias a actuaciones que no parecen tales, close-ups precisos y exploratorios, encuadres ligeramente temblorosos) que se consigue que este mundo juvenil adquiera vida propia, respire por sí solo, se mueva según sus propias leyes y fuerzas, y no sea representado como un mero receptáculo de las presiones externas. El estereotipo del joven victimario no es reemplazado, felizmente, por el del joven víctima.
Nos damos cuenta de lo anterior cuando reparamos en que la sensación de fragilidad y vulnerabilidad que los hace actuar de manera violenta y agresiva no es solo un producto de las presiones externas (discriminación y maltrato hacia los inmigrantes y sus descendientes, fenómenos muy propios de la sociedad francesa), sino también de las presiones internas que se viven al interior de cualquier grupo de adolescentes en cualquier lugar del mundo. La película parece llevarnos a que nos planteemos la siguiente pregunta: ¿Esa agresividad verbal desmesurada que nosotros consideramos como uno de los rasgos característicos y peculiares de los jóvenes de los suburbios parisinos no es acaso una reacción común que todos hemos experimentado muchas veces (no solo de adolescentes sino incluso de adultos) cuando nos hemos sentido absolutamente frágiles y vulnerables?
El miedo a terminar una relación amorosa y sentirse sola (Magalie), la sensación de sentirse disminuida y opacada por otra persona (Frida), el miedo a ser mal vista por los miembros del mismo grupo (Lydia), el temor a hacer el ridículo y no ser correspondido (Krimo), todas ellas conforman un conjunto de emociones que nos son muy conocidas, y ante las cuales hemos reaccionado muy probablemente de manera semejante (por supuesto, es cierto que tal vez haya una diferencia en la intensidad de la agresividad, pero a lo que apunto es a que el “mecanismo” explicativo de estas reacciones es de algún modo el mismo). La grandeza de la película reside precisamente en que rompe con el estereotipo del joven violento de suburbio al hacerlo muy parecido a nosotros, al provocar que sus historias nos recuerden a las nuestras. (Jesús Pacheco).

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